Traduce mi blog

Buscar este blog

domingo, 1 de noviembre de 2015

Una cesárea que no entraba en mis planes


A las 16:30 horas aproximadamente entraba en quirófano. Para las personas que no lo sepan, a mí por suerte ya me habían advertido, te “atan” las manos imagino que por seguridad. Además, te colocan una sábana delante para que no puedas ver nada y así estar lo más tranquila posible.

Una vez preparada, me aumentaron la dosis de anestesia por el catéter que me habían dejado colocado cuando me pusieron la epidural. Al subir la dosis para comenzar con la cesárea me mareé de nuevo. Esta vez más fuerte, ya que tuve hasta arcadas. Me pusieron oxígeno por la nariz y la anestesista empezó a tranquilizarme tocándome la cara y diciéndome que ya se me iba a pasar. Que el oxígeno ayudaría a mi bebé a respirar mejor. La verdad es que ayuda mucho que el personal sanitario te trate con tanto cariño. El mal rato pasó en pocos minutos.

Dormida de cuello para abajo, pero consciente de todo, comenzó la operación. Noté como me trasteaban la barriga. A los pocos segundos escuché llorar a Naiara. Eran las 5 de la tarde en punto. Me la pusieron unos segundos al lado de mi cara para que la viera, le diera un beso y luego se la llevaron. Eso fue para mí lo más triste de la intervención por cesárea. El principal motivo por el que no quería haber llegado hasta allí. El no poder quedarte con tu bebé. Que nos separasen en un momento tan importante y bonito.


Imagen internet


Volviendo a la operación, conmigo estuvieron unos 15 o 20 minutos más. La verdad es que no fue muy agradable escuchar como iban, entre otras cosas grapando la barriga, a pesar de no sentir nada de dolor. Una vez que acabaron, me llevaron a una sala de observación donde estuve 3 horas de reposo. En todo ese tiempo estuve sintiendo los llamados dolores de entuerto. Poco frecuentes en primerizas. Notaba como se tensaba toda la barriga al igual que con las contracciones. A pesar de seguir anestesiada, notaba escozor y tirantez cuando la cicatriz se tensaba.


Habría pasado una media hora cuando la matrona me trajo a Naiara para que pudiera verla. El encuentro no duró ni 5 minutos, porque aunque yo todavía no lo sabía, ella debía estar en la incubadora unas horas. Yo creía que estaba con su padre haciendo el piel con piel, pero no era así. Su padre estaba allí, pero viéndola a través del cristal. Supongo que no me lo dijeron para no preocuparme.


Después de 3 horas que se hicieron eternas subí a planta. Por fin!!!


5 comentarios:

  1. Bueno dentro de lo que fue la intervencion no estuvistes mucho, creia que se pasaba más rato y que incluso no verias a la niña pero por lo menos vistes que estaba bien, ahora ya si que no os separa nadie, besos! :)

    ResponderEliminar
  2. Muy parecido a mis dos partos, que han sido los dos por cesárea. Efectivamente, lo peor es no poder tener a tu bebé desde el principio , se hacen unas horas durísimas!
    A mi no me chocó tanto el tema de la cesárea la primera vez, era algo que sabía que podría pasar porque me hermana y yo nacimos así.
    Un besazo!

    ResponderEliminar
  3. Desgraciadamente conozco varios casos de cesárea (aunque mis dos partos fueron normales) y lo peor es eso, la separación del bebe, más todavía que la recuperación de la cicatriz según me cuentan todas, sobre todo cuando el bebé tiene que quedarse en la incubadora.
    Besis

    ResponderEliminar
  4. La cesarea no es lo que se suele desear per aveces es necesario por seguridad, como en tu caso. Tu bebe ya estaba en el mundo!! Saludos!

    ResponderEliminar
  5. En mi caso estoy muy agradecida al Hospital San Rafael de Madrid. Aunque estuve casi todo el embarazo preparandome para el parto vaginal, tuvo que ser por cesarea ya que mi bebe estaba transversal. En la intervencion estuvo a mi lado mi marido, solo se separó de mi para estar al lado de nuestro bebe en la exploracion con la neonata. Una vez que terminaron conmigo, pasamos los 3 a una sala para estar las 2 horas de reanimacion todos juntos, y por fin, hacer piel con piel.

    ResponderEliminar