Traduce mi blog

Buscar este blog

jueves, 14 de mayo de 2015

Dolor de garganta y fiebre en el embarazo ... ¿Por qué a mi?


La noche del 29 de Enero me acosté con un molesto dolor de garganta, aunque no demasiado grave. Esa noche la pasé dando vueltas en la cama. A cada hora me despertaba por la molestia al respirar y tragar, pero sobre todo por el malestar general y el dolor de espalda que sentía. 

Habiendo dormido unas 7 horas a duras penas, decidí ponerme en pie. Como la garganta no me pareció nada grave, y el dolor de espalda siempre me aumentaba si me quedaba tumbada o sentada, me puse a limpiar la casa. De forma suave y habiendo desayunado un zumo de naranja y un par de churros. 

Sobre las 12:30 de la mañana y teniendo media casa hecha, subí a leer unos correos en el portátil. Y ahí fue ya cuando empezó lo peor. Estando en la silla frente al ordenador, empecé a sentir como se me iban las fuerzas. Esas bajadas de tensión o azúcar que hacen que te entren sudores y notes tu piel palidecer. Ya me había pasado alguna vez antes de estar embarazada.




Con la vista bastante nublada y temblor de piernas llegué hasta la cocina buscando un trago de coca cola que me hiciera subir el azúcar, pero no la encontré. Por el miedo a desmayarme y caerme al suelo, me tumbé en él con los pies en alto apoyados en la pared. Mi mundo dejó de dar vueltas y la visión empezó a recuperarse. Lo malo es que empecé a salivar, indicio de que iba a vomitar. Y así fue. Sin tiempo de llegar al cuarto de baño vomité lo poco que había desayunado. 

Lo peor parecía que había pasado, ya que después de vomitar, se me pasaron todos los males. Aún así, decidí tumbarme en el sofá y no moverme demasiado. Pero a la hora empecé de nuevo a sentir los mareos (mucho más leves) y el cansancio en todo el cuerpo. Cuando me puse a almorzar, la sopa de pescado que me había hecho mi madre, sentí que no era capaz de fijar la vista y que las palabras no me salían, no podía coordinarlas. Es como si no pudiese dominar mi propio cuerpo. Como si estuviese con unas copitas de más. 

Por si fuera poco, a la media hora de haber comido empecé a sentir que me subía la fiebre. Apenas tenía unas décimas (37,2º), pero decidí no esperar más para ir a urgencias. Después de estar dos horas esperando a que me atendieran, me dijeron más o menos lo que ya sabía. 

  • Que tenía la tensión por los suelos. La alta no llegaba a 10 y la baja la tenía en 6. Me dijo que bebiese bebidas isotónicas, pero sin abusar. 
  • Que era un cuadro de resfriado o principio de gripe. Que esperase dos o tres días, y rezara por que no fuese lo segundo.
  • Que estando embarazada había que evitar siempre que se pudiese tomar medicamentos. Que intentase aguantar sino iba a más. Que lo único que estaba permitido era el paracetamol, el cuál me recetó. Máximo 1 gramo y en comprimidos. Parece ser que los sobres y las pastillas efervescentes no están tampoco permitidos. 

Me mandó reposo y tomar mucho líquido para la fiebre. Y ahí he estado toda la tarde con poca ropa, pasando frío, bebiendo todo el agua posible y tomándome la temperatura cada media hora para que no rebasara los 38º y así evitar tener que tomar ningún medicamento. 

He estado con décimas desde las 4 de la tarde hasta las 10 de la noche aproximadamente. A partir de esa hora, mi temperatura ha vuelto a un estado normal sin tener que haber recurrido al paracetamol. Ahora, a las 2:35 de la mañana y habiéndome tomado un vaso de leche caliente con miel, me dispongo a dormir. Rezaré para que la fiebre no se apodere de mi esta noche. 












2 comentarios:

  1. Yo también tuve un cuadro parecido con mi primer embarazo y la verdad es que al no poder tomar medicamentos, es reposo obligatorio y más lento, se hace pesado.
    BESOS!

    ResponderEliminar
  2. Que mal, al menos el cuerpo fue sabio (y esa leche con miel que sienta de lujo, aunque odie la miel) : )

    ResponderEliminar